lundi 30 novembre 2009

La memoria en el país vasco

Con esos diferentes ejemplos de perdón en el país vasco, hemos visto cuales son las posibilidades para que la sociedad vasca se pacifique. Por un lado, las familias pueden decidir perdonar a las otras familias y, sin olvidar, hacer como si nada hubiera pasado. En este caso, las personas víctimas creen que la sociedad en general no es culpable y que sólo es el hecho de un particular.

Por otro lado, hay personas que deciden militar de manera apoyada para que las víctimas sean reconocidas y que su memoria se quede. Militan al fin de que la sociedad entera reconozca el sufrimiento de las personas que se enfrentan a ETA, y de manera general, tienen una opinión más radical en cuanto al debate sobre la independencia vasca. Esas personas ponen la énfasis en la lucha contra la impunidad de los asesinos además de reivindicar la imposibilidad de perdonar.

Otro aspecto del problema de perdón en el país vasco es determinar el papel del gobierno y de la justicia para pacificar la sociedad. El gobierno, apoyado por el sistema judicial, puede hacer leyes para sostener a las familias de las víctimas, para protegerlas del aislamiento social o para rehabilitarlas en la sociedad vasca. Por otro lado, una intervención del gobierno en el campo social de las relaciones entre vecinos es muy difícil y puede ser muy perjudicial. Por ejemplo, si una familia víctima de ETA fuera ayudada por el gobierno, pues podemos imaginar una situación en la que la sociedad de la ciudad o del pueblo se distanciara de esa familia para que no sean la próxima víctima de la organización terrorista.

Al fin y al cabo, los artículos revelan que ninguna opción fue elegida por el momento. En efecto, la memoria en el país vasco es el producto de diferentes grupos políticos y de sus visiones del conflicto, por eso, es importante que uno sepa distinguir las políticas del Partido Popular y las del Partido Socialista Obrero Español.

'La pelota vasca. La piel contra la piedra'

'La pelota vasca. La piel contra la piedra' es una película my interesante para entender el conflicto vasco.

dimanche 29 novembre 2009

'Las víctimas tenemos derecho a hablar y además debemos hacerlo'

Homenaje en Vitoria

Josu Puelles y Mari Mar Blanco pasean por los jardines del Parlamento vasco. | Justy

Josu Puelles y Mari Mar Blanco pasean por los jardines del Parlamento vasco. | Justy

Mari Mar Blanco y Josu Puelles comparten la misma desgracia por culpa de ETA. La banda terrorista segó, con doce años de diferencia, la vida de sus hermanos, Miguel Ángel y Eduardo, y estos viles asesinatos les llevaron a salir a la palestra para denunciar la situación que después de 50 años de sufrimiento aún vive Euskadi.

Mari Mar lo hace en la actualidad desde las filas del Partido Popular, el mismo del que era concejal Miguel Ángel cuando ETA le secuestró y asesinó dos días después. Josu prefiere hacerlo sin alinearse con ninguna sigla política, cada vez que celebra una concentración en recuerdo a su hermano Eduardo.

Ambos reivindican no sólo su derecho a expresar su rabia y su dolor sino también la obligación de agradecer el apoyo y de "denunciar todo lo denunciable". Hoy asisten al acto con el que el Gobierno vasco reconoce a las víctimas para seguir reivindicando su papel. "No sólo tenemos derecho a hablar sino que debemos hacerlo", afirman.

"No se puede llorar y al día siguiente estar con los que provocan las lágrimas", sostiene ella; "No me importaría que no cogiesen a los asesinos de Edu si ETA desaparece", comenta él en una conversación a dos bandas y a dos corazones abiertas por una misma herida.

sacado de elmundo.es

Patxi López ensalza a las víctimas como 'la semilla de la libertad futura'

TERRORISMO | Reconocimiento a las víctimas en Vitoria


Atlas

El padre de Diego Salvá junto a otras víctimas y López en el escenario de Vitoria. | Iñaki Andrés

El padre de Diego Salvá junto a otras víctimas y López en el escenario de Vitoria. | Iñaki Andrés

El acto de homenaje a las Víctimas del Terrorismo que, el propio Gobierno vasco ha anunciado como " la mayor concentración de víctimas jamás celebrada en Euskadi y probablemente la mayor celebrada en España" , ha comenzado en Vitoria con un deseo de "pronta recuperación" para el guardia civil herido en la localidad navarra de Leiza.

El Teatro Principal de Vitoria acoge el III Acto Institucional de Homenaje y Reconocimiento a las Víctimas del Terrorismo, primero organizado por un Gobierno socialista y que también por vez primera, acoge a miembros de todos los colectivos y asociaciones de todo el Estado.

El Teatro, lleno a rebosar, ha acogido a las principales autoridades de la Comunidad Autónoma Vasca, así como representantes de las diferentes formaciones políticas y no han faltado los últimos lehendakaris Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe.

El actual, Patxi López ha sido uno de los principales protagonistas al reivindicar "la memoria de las víctimas como la semilla de la libertad futura".

El lehandakari ha destacado que la memoria de las víctimas es "la alarma de las conciencias" y ha añadido que "si nadie se acuerda del dolor producido por la sangre derramada es como si no habiera ocurrido" la sinrazón producida por lacra terrorista.

López se ha mostrado muy agradecido con las victimas y ha aseverado que gracias a su actitud, 'estamos construyendo una sociedad digna'. A su juicio, comportamientos como el suyo, son los que permiten que 'estemos saliendo del túnel de la oscuridad en la lucha contra ETA'.

En este sentido, añadió que su Gobierno va a insistir en el objetivo deeliminar los espacios de impunidad.

Unos minutos antes fue la directora de Atención a las Víctimas del Gobierno Vasco, Maixabel Lasa, la que reivindicó "la memoria" para conocer "la versión de la historia desde la visión del inocente, sin dar pábulo a justificaciones y razones que nadie entiende".

Durante la apertura acto Lasa anunció la elaboración del "mapa de la memoria", opuesto al "del sufrimiento", y que pretende marcar, en la cartografía de la geografía de Euskadi, los lugares "en los que se honra la memoria de los asesinados por la barbarie terrorista".

Lasa, que inició su intervención pidiendo un minuto de silencio por los ausentes, recordó los anteriores actos de homenaje a víctimas de ETA y se aseguró que el que se desarrolla hoy inicia "una nueva etapa" que se recogerá "el esfuerzo social e institucional por proclamar la memoria".

Durante el evento, han subido viudas y familiares de los asesinados este año y uno de los momentos más emotivos se ha producido cuando han intervenido los padres de Diego Salvá, asesinado en verano en Mallorca .

Su padre, Antonio ha hecho un llamamiento a los jóvenes vascos "porque de ellos depende el futuro de este país y que en futuras generaciones se enorgullezcan o se avergüencen de nosotros". Ha añadido que "deberían mirarse en el espejo de la sociedad alemana con su pasado nazi, recogiendo el testigo su mujer, que prefiere "hablar de esperanza" y "mantener durante mucho tiempo" el título que ahora ostenta que es el de"la última madre de una victima de ETA".

La viuda de Puelles, una hija de Inaxio Uria, la viuda de Piñuel o la viuda de Luis Gómez de la Cruz, asesinado en Santoña, son otras de las víctimas que han subido al estrado y a todas se les ha entregado una copia del "mapa de la memoria" que se ha editado hoy.

El elegido para hablar en nombre de la sociedad ha sido el ex rector de la Universidad del País Vasco, Pello Salaburu, que ha hecho un recorrido sobre la responsabilidad de todos, de los políticos, de la sociedad, que no debe mirar a otro lado y de los medios de comunicación.


Sacado de elmundo.es

mardi 24 novembre 2009

«Jamás podremos perdonar»

Familiares de guardias civiles y agentes desgarrados por la barbarie etarra años atrás confiesan que «las heridas no cicatrizan, se abren más con cada atentado»
02.08.09 -
http://www.nortecastilla.es/20090802/espana/jamas-podremos-perdonar-20090802.html
«Jamás podremos perdonar»
Dos agentes se abrazan durante el funeral en Mallorca de los dos guardias asesinados por ETA./ J. REINA-AFP
Resulta difícil seguir adelante cuando te arrancan un trozo de vida, cuando las garras del terrorismo etarra te arrebatan a la persona que más quieres. El dolor y la ausencia es tan grande que el tiempo no es suficiente para curar unas heridas que jamás terminan de cicatrizar. Aunque hayan pasado diez años o veintinueve, como en el caso de Ángeles Álvarez, el horror permanece latente, adosado al corazón. Ella perdió a su marido en agosto de 1980, cuando todavía eran unos recién casados. Es sólo una de las vidas arrasadas por el terror en un cuerpo -la Guardia Civil- que ETA ha golpeado sin piedad.
El instituto armado, que siempre ha estado en la vanguardia de la lucha contra la barbarie etarra, ha perdido 208 efectivos en ese combate infinito. Familiares de la víctimas, agentes heridos en atentados y sus compañeros de cuerpo comparten una angustia indeleble desde que el terrorismo atravesó sus vidas. Y la banda armada no esperó mucho para colocar a la Guardia Civil en el centro de su diana. Los terroristas abrieron sus ya cincuenta años de crímenes con el asesinato del agente de tráfico José Pardines en junio de 1968. Desde entonces, cada bala, cada bomba resuena en el alma de las familias de las víctimas. «Jamás podremos perdonar», clama Ángeles Álvarez, que desde el jueves revive una vez más el interminable duelo por su marido.
ÁNGELES ÁLVAREZ
Viuda de Antonio Gómez Ramos
«Nunca llegas a recuperarte»
Los 80 fueron sin duda los peores para la Guardia Civil. En aquella década, la banda se cobró la vida de 31 agentes. Uno de ellos fue Antonio Gómez Ramos, que murió el 13 de julio de 1980 en la localidad guipuzcoana de Orio, cuando ETA ametralló a cinco oficiales. Dos murieron bajo el fuego desalmado de los terroristas y los otros tres resultaron gravemente heridos.
Ángeles Álvarez , la viuda de Gómez, recuerda con dolor aquel trágico día que aún no ha podido dejar atrás. Tenía tan sólo 19 años y acababa de casarse. «Cuando te rompen los sueños tan joven nada vuelve a ser igual. Cada vez que hay un atentado lo vuelves a vivir. Te pones en el lugar de la familia. Es algo horrible, durísimo. Tienen que pasar muchos años, pero nunca te recuperas», afirma.
Recuerda claramente aquella mañana y el último desayuno junto a su esposo. Esa fue la última vez que lo vio con vida. A mediodía veía la noticia por televisión. En ese mismo momento se dirigió al lugar del atentado, a pesar de que intentaron impedírselo. Al llegar allí, una amiga le confirmaba en persona que había visto muerto a Antonio, con un tiro en el cuello. Tenía además otras heridas de bala. «Sientes rabia e impotencia al no poder hacer nada. No es lo mismo que se muera a que lo maten. Nadie es quién para quitarle la vida a nadie. Jamás podremos perdonar un asesinato», reitera.
Álvarez asegura que lo peor vino después. «Yo no pude tener hijos. Un niño es ese motivo por el que puedes seguir luchando. Al no quedarte nada es más difícil el día a día. Estuve en cama mucho tiempo y me tenían que dar la comida», rememora.
ÁNGEL PENAS
Guardia civil víctima de un atentado
«Una bala se me quedó alojada en el cerebro»
Para Ángel Penas, guardia civil jubilado, también la violencia de ETA le ha dejado una huella imborrable. Él fue víctima de un atentado en Bilbao el 14 de junio de 1981, cuando en un paso subterráneo un grupo de terroristas tiroteó a dos coches en los que viajaban cuatro agentes. «Una bala de rebote se me quedó alojada en el cerebro y tuvieron que operarme de urgencia en la Virgen Blanca. Me acuerdo de cómo me corría la sangre por la cara y tenía manchado todo el uniforme», relata. Otro agente recibió balazos en el brazo, pero afortunadamente no hubo muertos en aquel sangriento ataque etarra.
Penas no puede dejar de acordarse de su dolorosa experiencia después de que hayan vuelto a suceder ataques contra guardias civiles. «Las heridas no cicatrizan, todo lo contrario, se van abriendo más cuando vuelven a ocurrir atentados como estos», señala.
Confiesa que lo que más le ha marcado de por vida, incluso más que su propio atentado, ha sido presenciar la llegada de los familiares de agentes que acababan de ser asesinados. «Ver familias desoladas duele mucho, sobre todo verlas llorar. No puedes hacer nada y es muy duro. Hay que tener mucho aguante para soportarlo porque te invade el dolor», afirma.
JOSÉ MARTÍNEZ GONZÁLEZ
Padre de Juan Manuel Martínez Gil
«Tuvieron que quitarme la pistola»
Juan Manuel Martínez quiso ser desde pequeño guardia civil como su padre. Y así fue hasta que un brutal tiroteo en 1983 en el municipio navarro de Leitza le arrebatara la vida al salir del restaurante, al que había ido a comer con otro agente que corrió la misma suerte.
Tan sólo dos horas antes de recibir la fatídica noticia su padre había hablado por teléfono con él. No podía imaginar que sería la última vez. «Mis compañeros tuvieron que quitarme la pistola, porque si no me suicido», asegura con un nudo en la garganta al recordar el momento en el que le informaron que su hijo había sido asesinado. Le queda el remordimiento de no haber vuelto a verle para subrayarle que el Gobierno alertaba de un posible atentado.
Toda la familia sigue destrozada, especialmente la madre del agente tiroteado. «Mi esposa es la que peor lo lleva. Va al cementerio todos los días. Lo recuerda permanentemente. A veces me despierto a las dos de la mañana y la encuentro sollozando. Ya hace 17 años que mi hijo murió, pero ella no lo supera. La casa está llena de fotos y cuando llega alguna visita mi mujer se las muestra», narra apesadumbrado.
TXEMA MORALES
Agente víctima de un atentado
«Todo esto te va rompiendo el corazón»
Txema Morales, guardia civil jubilado, no puede olvidar las estremecedoras imágenes que provocó la explosión en el cuartel de Irún en junio de 1991. Allí resultaron heridas 57 personas, de las que más de 30 eran niños. «Mi hijo y mi mujer estaban entre los escombros y yo intentaba sacarlos. Había también muchos niños cortados por los cristales. Es una imagen que no se me olvidará en la vida», recuerda.
Para Morales fue un momento horrible que inevitablemente ha vuelto a recordar con la explosión en la casa cuartel de Burgos. «Todo esto te va rompiendo el corazón». Recuerda con angustia los momentos en los que tras la explosión prestaba ayuda a los heridos. «Te invade el no saber qué hacer. Es un bloqueo total. Algo inexplicable».

Múgica pide no olvidar ni perdonar a los terroristas



PATROCINADO POR ABERTIS Y FUNDACIÓN ABERTIS


MADRID, 16 de noviembre. El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, pidió hoy "no olvidar ni perdonar" a los terroristas de ETA, en el curso de la presentación del presidente del Consejo de Estado, Francisco Rubio Llorente, en el Foro de la Nueva Sociedad, organizado por Nueva Economía Fórum.

Múgica pide no olvidar ni perdonar a los terroristas

Múgica fue maestro de ceremonias de una conferencia a la que asistieron un buen número de juristas de renombre, varios de los conocidos como “padres de la Constitución” y el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido.

El Defensor del Pueblo describió a Rubio Llorente como un “hombre de derecho” y “un hombre de consenso”, dos cualidades que le convirtieron en referente durante la transición democrática, junto a personas de la talla de Francisco Tomás y Valiente.

Fue precisamente al recordar a Tomás y Valiente, asesinado por ETA, cuando Múgica insistió en la importancia de seguir recordando estos hechos, porque “no hay que perdonar ni olvidar”, pese a declararse hombre “de fraternidad”, pero también de “igualdad y libertad”.


Madrid, Noviembre 16, en Nueva Economía Fórum.

jeudi 19 novembre 2009

¿Porque estudiar la memoria en el país vasco?

En clase de español ya habíamos estudiado el conflicto vasco y sus raíces. Pero es aquí, en Estados Unidos que he descubierto la amplitud de sus consecuencias en la sociedad vasca. En efecto, he conocido a una chica de Navarra, quién me habló de la historia de su familia. Era una historia relacionada con la guerra civil, Franco y ETA. Habían todos los elementos de una historia nacional turbia. Al fin de nuestra conversación, admitía que ella no se atrevería a contar su historia a sus amigos españoles. A mi me parecí muy terrible de esconder su historia familial para que tus amigos no te juzgaran. Por eso, he empezado ver al conflicto vasco de otra manera, desde el punto de vista de la gente que vive en el país vasco.

Además, estoy de origen armenia, y por eso me preocupan mucho las problemáticas de memoria. Mi familia vivió el genocidio y desde este tiempo ha luchado para que este acontecimiento sea reconocido por la comunidad internacional. Los armenios y los españoles no sufren de las mismas cosas: en España la historia se sabe y se quiere dejar de lado mientras que los armenios ya no viven en esos lugares y no deben enfrentarse físicamente a los turcos. Pero, a pesar de esas diferencias, están unidos en la búsqueda de una memoria tranquilizada, para que se construya un futuro sano.

Por fin, yo he estudiado las guerras civiles y las maneras de resolverlas este año en George Washington University. Realizó que lo más difícil era de vivir de nuevo con unos vecinos que habían matado a tu familia. Efectivamente ¿cómo la vida pueda seguir su curso de nuevo sin búsqueda de pena?

En conclusión, quiero estudiar el modelo español de reconciliación nacional porque me emociona, me interesa y porque creo que puedo aprender mucho de esta investigación.

lundi 16 novembre 2009

ENTREVISTA: JULIO FLOR PERIODISTA Y ESCRITOR "La mayoría de las víctimas de la violencia está dispuesta a perdonar"

ISABEL CAMACHO - Bilbao - 24/01/1999

Un día de 1997, la Dirección de Derechos Humanos del Departamento de Justicia le encargó al periodista Julio Flor que elaborara un estudio sobre la violencia callejera que asolaba Euskadi. El resultado es un título Padre nuestro que estás en Euskadi. Mucho más que un libro, es la narración dolorosa, y sin embargo esperanzada, de 38 personas que han padecido amenazas, los puños o la mezcla explosiva de gasolina, ácido sulfúrico y potasio por parte de jóvenes encapuchados. Fue tanto el terror que alguna de las víctimas pensó que era mejor la paz del cementerio a seguir sufriendo, y así se lo contó a Julio Flor. El periodista confía en que su trabajo sirva para que "los episodios cotidianos de violencia callejera que parecen escritos sobre las olas no sean arrastrados por la marea". Es un libro para que nadie olvide. Para que no haya necesidad de más héroes anónimos.

Pregunta. ¿Por qué el título de Padre Nuestro que estás en Euskadi?

Respuesta. Porque en este país hemos rezado de una manera profana y católica por el final de la violencia, por reconducir el futuro en términos de reconciliación en el que nadie sea machacado por decir lo que piensa. Creo que el asesinato político no tiene retorno y que es cuestión de un par de meses que la kale borroka desaparezca. El proceso de paz en el que ha entrado la sociedad vasca no tiene vuelta. Me gustaría que el libro sirviera para no olvidar, pero también para que no se repita el sufrimiento. Pero es algo más, modestamente. Tiene algo que es conocimiento humano, hay dolor, solidaridad, poesía y espanto. En el libro está la gente que me pidió que no contara que soñaba que venían y le mataban. Hay un conocimiento humano que puede alcanzarnos a las víctimas de todas las violencias. Cuando entramos en el corazón humano que sufre hasta ese nivel, que se siente morir pero sigue para adelante, nos encontramos con el hombre, con lo que somos por dentro y esa es una de las posesiones del libro. Además, yo tengo una aspiración, y es que los jóvenes que en esas tardes de fuego han medio incendiado el país también lean el libro, aunque no sea ahora.

P. Todas las personas que usted ha entrevistado han sobrevivido a la violencia. ¿Han podido perdonar a sus agresores?

R. Esa es una de las cosas que más me han impresionado, porque una de las cosas extraordinarias del libro es que la inmensa mayoría de las 38 personas que ha sufrido la violencia no odia y alguno hace un esfuerzo por no odiar. Todas estas personas que han estado al borde de la muerte o han sido agredidas y amenazas están dispuestos a perdonar. Y eso es una gran lección.

P. Ellos, que han sufrido en su propia piel la violencia, pueden perdonar, ¿cree que es imprescindible para la reconciliación social que los terroristas pidan perdón a sus víctimas?

R. Yo no soy de los que piensan que es necesario el perdón. Muchos de los que han padecido el conflicto dicen que no quieren olvidar y me parece bien, no se ha de olvidar porque la verdad ha de servir como testigo y como advertencia. Pero, políticamente, no entiendo que no se perdone. ¿Por qué va ser necesario que pidan perdón? Si se produce, estará bien pero como un hecho de voluntad, no como una exigencia. Queremos quemar etapas a toda velocidad y no puede ser. Es probable que algún día tenga que hacerse una comisión de la verdad para cerrar definitivamente las heridas, pero no creo que pidiendo perdón se cierren antes. Uno no se acuesta siendo un hombre malo y se levanta siendo bueno, es necesario una evolución. Finalmente, creo que todos tenemos algo de responsabilidad porque no nos hemos implicado en la lucha por la paz y por la libertad. Y, desde luego, los partidos políticos no han estado a la altura de las circunstancias. Aunque, está claro que algunos tienen más responsabilidad que otros.

P. En el libro se recoge una frase del Nobel Romain Rolland que asegura que un héroe es aquel que hace lo que puede. A veces se acusa a los vascos de no hacer lo suficiente, de no ser suficientemente contundentes con la violencia. ¿Cree que hay muchos héroes anónimos?

R. Estoy convencido. Hay muchos héroes anónimos que, a pesar del miedo, de las angustias y de saber lo que se jugaban, estaban ahí, en la calle, en las manifestaciones. Creo que el MLNV no han podido soportar todo ese empuje y ese rechazo popular a la violencia. Sabían que algo se había quebrado por dentro. Y Lizarra ha sido sobre todo eso: poner un escenario a alguien que quiere hacer la escenificación de una obra, la obra de la tregua porque no pueden aguantar más.

P. ¿Piensa que la decisión de tregua de ETA es irreversible?

R. Yo sí. El Pacto de Lizarra ha estado suscrito por partidos políticos distintos y por diversidad de grupos pacifistas y sindicales. Además, en la reciente manifestación a favor del acercamiento de los presos a las cárceles vascas estuvieron miles y miles de ciudadanos con ideologías muy diferentes. Y estoy seguro que mucha de la gente que había pedido a ETA que no asesinara a Miguel Angel Blanco estaba también pidiendo el acercamiento de los presos a las cárceles de Euskadi. Y eso no puede ser baldío. El proceso de fidelidad y respeto profundo a los derechos humanos está claro y ha servido para legitimar al pueblo vasco y, desde luego, ETA lo sabe bien.


Dos mujeres contra el odio

La madre del etarra De Juana fue cuidada antes de morir por la viuda de un comandante del Ejército asesinado por ETA

El País - PABLO ORDAZ - San Sebastián - 11/02/2007


Todas las tardes, dos mujeres mayores se sientan frente a frente en el salón de un piso del barrio de Amara de San Sebastián. Son vecinas y consuegras. Una de ellas le va dando con una cucharilla y mucha paciencia un yogur de café a la otra, enferma de Alzheimer. La primera es viuda de un comandante asesinado por ETA en 1977. La segunda es la madre del terrorista Iñaki de Juana Chaos.


La escena se repite cada día durante el último año y medio hasta que, el 27 de enero, Esperanza Chaos Lloret muere. Tenía 83 años y había nacido en Tetuán, donde su padre, un militar del Ejército español, estaba destinado entonces. Luego se casaría con un médico, Daniel de Juana Rubio, oriundo de Miranda de Ebro (Burgos), que también hizo la guerra como teniente asimilado en las tropas de Franco, por lo que fue condecorado con una medalla de campaña, dos cruces rojas y una cruz de guerra. De todo ello da fe un carné de Falange Española y de las Jons expedido el 16 de octubre de 1943 donde aparece sonriente a sus 35 años. Daniel de Juana y Esperanza Chaos tuvieron dos hijos, Altamira y José Ignacio, que nacieron y se criaron en una casona de Legazpia donde el doctor pasaba consulta a los trabajadores de Patricio Echeverría, una de las principales acerías de Guipúzcoa. La vivienda estaba al lado de la casa cuartel de la Guardia Civil y por las tardes José Ignacio jugaba al fútbol con los hijos de los guardias.

-Soy Chacho, hola mamá.

Durante las dos últimas décadas, unas veces los lunes y otras los miércoles, el terrorista Iñaki de Juana Chaos, encarcelado en las prisiones más alejadas de Euskadi por asesinar a 25 personas -entre ellas 17 guardias civiles-, empleaba esa fórmula, casi siempre la misma, para iniciar la conversación con su madre. Los cinco minutos reglamentarios de charla versaban sobre cuestiones banales, el tiempo o un jersey verde que el terrorista quería que su madre le hiciera llegar, pero jamás hablaban de política y mucho menos de ETA. Sencillamente porque Esperanza Chaos, a la que en familia llamaban Nina, nunca justificó los crímenes de su hijo ni formó parte del colectivo de apoyo a los presos de ETA. Tampoco llegó a saber jamás qué o quiénes influyeron en él para que, a principios de los 80, abandonara su trabajo en la Ertzaintza y se fugara a Francia.

Cuentan personas que la quisieron mucho que Esperanza se cayó redonda al suelo el 16 de enero de 1987 cuando le contaron que a su hijo lo acababan de detener en Madrid. La fotografía que al día siguiente vio publicada en los periódicos no se parecía en nada a las que de él guardaba en el álbum familiar. En ellas aparece de corbata en el bautizo de su sobrina o jurando marcial la bandera española tras el periodo de instrucción en Alcalá de Henares. Nada en la trayectoria del hijo hacía presagiar un futuro cercano a ETA. Más bien al contrario. Cuando De Juana regresó del servicio militar llevaba consigo un diploma, expedido por el Ayuntamiento de Madrid el 27 de mayo de 1977, en reconocimiento por su valiente lucha contra un incendio que sufrió la capital entre el 15 y el 20 de abril de aquel año. Más tarde, ingresó en la segunda promoción de la policía autonómica vasca. "Aún faltaban unos años", recuerda un familiar, "para que De Juana, muy propenso siempre a los amoríos, se ennoviara con una enigmática mujer llamada Helena y residente en Bayona".

El caso es que Esperanza Chaos jamás volvió a ver a su hijo en libertad. Ya por entonces viuda, inició una difícil carrera por mantener viva su relación con su hijo al tiempo que rechazaba una y otra vez las invitaciones para integrarse en el colectivo de apoyo a los presos de ETA. La madre del terrorista más famoso recorrió más de 300.000 kilómetros en coche -le aterrorizaba el avión- para ver a su hijo preso. Su llegada a las distintas cárceles, según recuerdan funcionarios de prisiones, nunca pasó desapercibida. "Venía como a una boda, con anillos y collares, elegante y alegre, siempre educada y cordial con nosotros, nada que ver con el carácter frío ni la mirada agresiva del hijo ni mucho menos con la actitud desafiante de la mayoría de los familiares de presos de ETA". En una ocasión, un guardia civil, aun sabiendo a quién iba a visitar, se atrevió a pegar la hebra con ella.

-De Tetuán, ¿eh? O usted es hija de funcionario o de militar.

-De militar, agente.

-Pues permítame que la acompañe.

La última vez que vio a su hijo fue el 7 de julio de 2005, en la cárcel madrileña de Aranjuez. Esperanza ya apenas podía caminar. Había seguido manteniendo la costumbre de mandarle 150 euros mensuales, que rebañaba con trabajo de su pensión, e incluso llegó a hablar con un taxista de San Sebastián para que fuera a recogerlo en cuanto obtuviera la libertad. Pero entre las nieblas del Alzheimer y una mano oportuna que apagaba la televisión en el momento justo, Esperanza se fue alejando de la realidad de su hijo en huelga de hambre.

Las dos ancianas están sentadas frente a frente. Una se quedó viuda el 2 de enero de 1977, a las ocho y media de la mañana. Tres pistoleros de ETA se apostaron frente a su marido, el comandante del Ejército José María Herrera, y lo acribillaron con disparos de metralleta en la misma puerta de su casa. Pasado el tiempo, el hijo del militar se casó con una muchacha llamada Altamira de Juana. La anciana enferma es precisamente la madre de Altamira y de Iñaki de Juana Chaos.

Lo que une a estas dos mujeres, más allá de la familia o incluso de la fatalidad de una vida marcada por ETA, es el interés común, tácito, de que el odio no prolongue el trabajo de las pistolas. El País Vasco también está lleno de historias así. Madres de hijos que matan y mujeres de hombres que mueren tejiendo una red invisible de afecto imposible de fotografiar, indetectable para el radar de los telediarios.

Al día siguiente del fallecimiento de la madre del terrorista, las asociaciones vinculadas a los presos de ETA publicaron en Gara hasta 10 esquelas en su memoria. Una de ellas aparecía firmada por "Helena", la enigmática mujer de Bayona. En todas se refieren a Esperanza Chaos como "la madre de un preso político vasco". Tal vez ignorando, o tal vez no, que la única familia política de Esperanza Chaos era, lo que son las cosas, la viuda de un militar asesinado por ETA.

http://www.elpais.com/articulo/espana/mujeres/odio/elpepunac/20070211elpepinac_17/Tes

Perdonar en el país vasco

El conflicto vasco ya lo conocemos desde el punto de vista político. Las diferentes tentativas de alto de fuego, las tentativas de negociación, todo eso podemos leerlo en los periódicos. Pero hay algo más, más terrible, más profundo de lo que “solamente” algunos políticos y miembros de ETA están hablando. Hay algo que atormenta a las familias vascas.

En el país vasco, las familias que sostienen a ETA y las que no lo sostienen son vecinas, se conocen mucho y sus hijos se casan entre ellos. Así, la historia de Esperanza Chaos y de su consuegra es muy conmovedora. En el país vasco, es posible que una mujer sea la madre de un etarra y que su consuegra sea una viuda de ETA. No obstante, estas mujeres tienen la fuerza de ser amigas, de cuidar a la más débil. Es una maravilla que esas mujeres tengan el valor de superar las divisiones que desgarran esa región.

Mas, esa historia, que parece ser extraordinaria, es en realidad la historia del país vasco entero. Las familias llevan un pasado muy doloroso que buscan a esconder. Porque es así, en España creen que ocultar es una solución para reconciliarse.

Ese blog va a tratar de explorar la memoria difícil de las familias vascas. A través de artículos, películas, y cortometrajes intentaremos descubrir el fondo social del conflicto vasco. Por añadidura, probablemente vayamos a descubrir muchas historias de este tipo.